1 En cuanto a los dones espirituales, no quiero, hermanos, que estéis
en la ignorancia.
2 Sabéis que cuando erais gentiles, os dejabais arrastrar ciegamente
hacia los ídolos mudos.
3 Por eso os hago saber que nadie, hablando con el Espíritu de Dios,
puede decir: «¡Anatema es Jesús!»; y nadie puede decir: «¡Jesús es Señor!»
sino con el Espíritu Santo.
4 Hay diversidad de carismas, pero el Espíritu es el mismo;
5 diversidad de ministerios, pero el Señor es el mismo;
6 diversidad de operaciones, pero es el mismo Dios que obra en todos.
7 A cada cual se le otorga la manifestación del Espíritu para provecho
común,
8 Porque a uno se le da por el Espíritu palabra de sabiduría; a
otro,
palabra de ciencia según el mismo Espíritu;